Cuando se habla de migración y exilio, es indispensable hablar sobre las mujeres. Datos de un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicado en 2018, revelan que las mujeres han representado un poco más de la mitad de la población inmigrante nicaragüense en Costa Rica desde el año 2010.
Según un informe realizado por el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM) el proceso migratorio presenta numerosos peligros y obstáculos para las mujeres que toman la difícil decisión de abandonar sus países de origen de forma irregular. Enfrentan a una larga travesía con exhaustivas caminatas llenas de peligro como la violencia sexual y física, violencia verbal, violencia económica, una verdadera cadena de violaciones a sus derechos humanos. Además de estos peligros también corren el riesgo de ser apresadas y repatriadas. Cuando llegan al país de destino siguen siendo vulnerables precisamente por su condición de ser mujer. Este panorama refleja que la migración para las mujeres es mucho más peligrosa y compleja que la de los hombres.
La alianza de medios 4MI presenta imágenes que reflejan el tesón y esfuerzo cotidiano que las mujeres migrantes nicaragüenses en Costa Rica. Ellas encarnan la voluntad de mantener vivo en sus entornos la música, el baile, la comida, la cultura de ser nicaragüense.
Con la creación de la Feria Pinolera estas mujeres han logrado posicionar un verdadero espacio de recreación que convoca a las y los nicaragüenses en Costa Rica a degustar la variada y riquísima cocina nica mientras escuchan la música que logra sacar los movimientos del cuerpo. Una amalgama de sentimientos que afloran cargados de anhelos, nostalgias y convicciones.