Hermanos Ortega Saavedra: legado de terror y muerte

Los Ortega Saavedra, desde la oscuridad y la maldad, forman parte de la historia de Nicaragua: asesinatos, guerras, corrupción, traiciones, muertes y violencia. Un legado de terror y muerte

La génesis de los hermanos Ortega Saavedra comenzó en el agreste pueblo minero de La Libertad, Chontales. Daniel y Humberto fueron dos de cinco hijos del matrimonio de Daniel Simeón Ortega Cerda y Lidia Saavedra.

José Daniel nació el 11 de noviembre de 1945; ese año sus hermanos Germania de 3 años y Sigfrido de 2 años fallecieron de “tos chifladora”.

El mismo Daniel afirmó el 1 de mayo de 2020 que esa enfermedad era la misma COVID-19, en medio de la pandemia de coronavirus y la inoperancia del régimen para enfrentar la enfermedad que causó más de 14 millones de muertes a nivel mundial (2020 – 2023).

Encuentro con la Izquierda

Dos años después del nacimiento de Daniel, el 10 de enero de 1947, nació Humberto Ortega en la ciudad de Juigalpa.

En 1950, ambos niños se trasladaron junto a su familia a Managua, y en el barrio San Antonio nació su cercanía con la ideología política de izquierda.

Radio Habana Cuba fue el primer medio en el que los hermanos Ortega escucharon sobre Fidel Castro Ruz, diariamente su padre escuchaba a alto volumen los discursos del marxista cubano como si fuera una religión.

Fidel Castro y Augusto Nicolás Calderón Sandino fueron algunos de los personajes que deslumbraron a Daniel Simeón, una admiración que inculcó en sus hijos, Daniel y Humberto, así como su repudio a Anastasio Somoza y su familia.

Ambos estudiaron en el Instituto Pedagógico La Salle. Daniel parecía aficionado al atletismo y al fútbol, fue monaguillo y Boy Scout.

Hermanos Oertega Saavedra: de izquierda a derecha Camilo, Daniel y Humberto.
Hermanos Ortega Saavedra de izquierda a derecha Camilo Daniel y Humberto Cortesia Familia Ortega Saavedra

Los militantes Ortega Saavedra y Daniel delator

En el FSLN, Humberto y Daniel encontraron un espacio cuya estructura política y militar se adecuaba a sus personalidades antisistema, subversivas y algo violentas.

En 1960, Daniel fue arrestado en la ciudad de Diriamba, Carazo, por su participación en una acción armada, la primera de varios operativos armados en los que la mayor parte del tiempo fue capturado.

El periodista Eduardo Cruz señaló que durante sus días en prisión, Daniel fue torturado por el sargento Gonzalo Lacayo, famoso verdugo que operaba en la Guardia Nacional de Nicaragua (1930 -1979).

En 1967 Daniel Ortega participó en el asesinato a balazos de Lacayo, en un operativo ejecutado por el FSLN en el que ninguno de los participantes fue capturado.

Humberto y Daniel se convirtieron entonces en fichas armadas de la guerrilla del FSLN. Humberto como planificador de los operativos y Daniel como elemento de “asalto armado”, para robar bancos como estrategia de financiamiento militar.

Por esas razones cayó preso en 1968 y lo condenaron a 7 años y un mes de prisión.

Fue en esas condiciones que durante los interrogatorios y bajo tortura, se quebró y delató a sus compañeros de armas, casas de seguridad y dirigentes del FSLN.

Humberto, negociador y gatillero

Humberto también secuestraba para el chantaje y negociaciones políticas con la dictadura somocista, pero nunca lo capturó la Guardia Nacional.

En 1969 estuvo al mando del comando operativo que buscaba la liberación de Carlos Fonseca Amador, en Alajuela, Costa Rica, luego de que este fuera encarcelado por asaltar un banco en ese país.

Durante ese operativo asesinaron a un policía costarricense y Humberto casi perdió la vida al recibir dos disparos: uno en el hombro derecho, que le provocó la inmovilidad de sus manos y otro que le atravesó el pecho y le rozó el corazón.

La célula logró liberar a Carlos Fonseca, pero a las primeras horas del 24 de diciembre de 1969, Humberto y sus acompañantes fueron capturados en la zona de Tibás tras una intensa persecución.

En 1970 el FSLN planificó el operativo militar “Juan Santamaría”, cuyo objetivo era sacar de la cárcel a Carlos Fonseca Amador, Humberto Ortega, Rufo Marín Uclés y al costarricense Plutarco Hernández.

Así quedó lisiado Humberto

Carlos “Tico” Agüero, a cargo del operativo junto a seis personas más, secuestró un vuelo comercial cargado con pasajeros que trasladó a la Isla de San Andrés, Colombia.

Ahí se reabastecieron de combustible para llegar hasta Cuba, desde donde se hicieron las negociaciones para que Anastasio Somoza liberara a los sandinistas capturados a cambio de que los comandos de Humberto y “Tico” Agüero liberaran a los pasajeros costarricenses secuestrados.

Desde entonces, Humberto quedó con una discapacidad física, por lo que no participó en más acciones militares y pasó a convertirse en un estratega militar del FSLN.

Visitas a Cuba, Corea del Norte, así como su cercana amistad con Fidel Castro, lo convirtieron en un astuto estratega para el mando táctico militar en la guerra de guerrillas.

Después del triunfo de la Revolución Sandinista los comandantes que se vistieron de guerrilleros Humberto Ortega, Luis Carrión y Daniel Ortega. Foto: Cortesía Pedro Meyer.
Después del triunfo de la Revolución Sandinista los comandantes que se vistieron de guerrilleros Humberto Ortega Luis Carrión y Daniel Ortega Foto Cortesía Pedro Meyer

Daniel Ortega, mal agradecido y guerrillero «de largo»

Daniel Ortega salió de la cárcel en diciembre de 1974, después de siete meses de cárcel, luego que un comando guerrillero asaltara la casa del ministro de Somoza, José María Castillo Quant en Managua y tomara varios rehenes.

Producto de la acción guerrillera, el FSLN liberó a varios presos políticos y logró que la dictadura Somoza los traladara a Cuba. Entre los integrantes del comando estaba Hugo Torres, guerrillero que alcanzó el grado de general de brigada en el ejército sandinista.

Daniel Ortega lo encarceló muchos años después y lo mató en cautiverio, al igual que lo haría con su propio hermano, Humberto, a como se verá enseguida.

Daniel, una vez liberado, dejó su carrera de comando guerrillero como “asaltante de bancos” y se mantuvo viajando entre Cuba y Costa Rica hasta 1977, cuando regresó a Nicaragua para ser parte del operativo de ataque a la hacienda San Fabián, un modesto puesto de la Guardia Nacional en Ocotal.

Fue esta la única acción militar de la que se tiene conocimiento de Daniel Ortega y en la que actuó desde un puesto de mando, dirigiendo a los guerrilleros.

Los Ortega Saavedra y el ascenso al poder

Para 1977 el FSLN estaba dividido en tres facciones: la tendencia Proletaria, Guerra Popular Prolongada (GPP) y la Tercerista, esta última se caracterizaba por ser la más bélica y estaba dirigida por los hermanos Ortega Saavedra y el mexicano Víctor Tirado López.

En marzo de 1979, estas tres tendencias se unieron para formar la Dirección Nacional del FSLN, integrada por tres miembros de cada tendencia.

Así surgieron los nueve comandantes del FSLN tras la revolución y el derrocamiento de los Somoza en 1979, entre quienes figuraban Daniel y Humberto.

Con el triunfo sandinista, los comandantes de la Dirección Nacional se repartieron el poder y como si fuera un triunvirato romano, se dividieron los poderes del Estado de Nicaragua. Los tres miembros de la tendencia Tercerista quedaron así:

  • Tomás Borge asumió el Ministerio del Interior y las acciones de inteligencia y sabotajes.
  • Humberto Ortega asumió el Ejército Popular Sandinista (EPS), a cargo de las acciones militares.
  • Daniel Ortega, debido a las gestiones de Humberto y a su bajo perfil de negociador, fue nombrado coordinador de la recién creada Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional.

Ese fue el momento en la historia de Nicaragua en que los hermanos Ortega, gracias al control militar, se convirtieron en los hombres con más poder en el país.

Humberto Ortega  en Costa Rica rodeado por encapuchados sandinistas y la bandera de su partito político-Militar  el FSLN. Foto: Archivo IES.
Humberto Ortega en Costa Rica rodeado por encapuchados sandinistas y la bandera de su partito político Militar el FSLN Foto Archivo IES

Daniel Ortega y el vicio por la presidencia

Daniel, a pesar del poder que ya ostentaba con el FSLN asumiendo el Estado de Nicaragua, se asumió como presidente de Nicaragua en 1984, en lo que hasta hoy se ha considerado un proceso electoral poco claro.

Asumió el gobierno de 1985 hasta 1990, cuando fue derrotado por votación popular ante la candidatura de Violeta Barrios de Chamorro.

De inmediato, las negociaciones políticas para mantener el poder no se hicieron esperar y le permitieron a Humberto seguir como jefe del ejército hasta 1995.

En ese periodo de transición, iniciado en 1990, ocurrió la aparente separación de fuerzas de los hermanos Ortega Saavedra.

Humberto, luego de once años del régimen militar del FSLN (1979 – 1990) y producto de la guerra civil, pasó de ser un guerrillero de precaria economía a convertirse en uno de los hombres más ricos de Nicaragua.

Se sabe que adquirió millones de dólares producto de la venta de armamentos y helicópteros de guerra soviéticos a Perú y Ecuador.

Humberto, para muchos historiadores, fue el principal promotor de las leyes y acciones ejecutivas de la guerra civil de la década de los años 80, como la ley del servicio militar y los protocolos de recaudación de fondos y reclutamiento de jóvenes.

Se enriqueció con la misma guerra en la que millares de jóvenes murieron como soldados en el Servicio Militar Obligatorio, del cual Humberto Ortega fue uno de sus artífices.

Con el fin de la guerra en 1990, los días de limitaciones y pobrezas quedaron atrás para Humberto y Daniel, así como para el resto de los comandantes sandinistas.

El 02-Septiembre-1988. durante el noveno aniversario del Ejército Popular Sandinista  en la hacienda San Jacinto. En la imagen los hermanos Humberto y Daniel Ortega Saavedra.Archivo personal de Oscar Navarrete.
El 02 Septiembre 1988 durante el noveno aniversario del Ejército Popular Sandinista en la hacienda San Jacinto En la imagen los hermanos Humberto y Daniel Ortega SaavedraArchivo personal de Oscar Navarrete

Inicio de la separación de los Ortega Saavedra

Con la derrota electoral de 1990, Humberto pasó al retiro político. Aparentó dejar el FSLN para cumplir con el rol de general en jefe del ejército, en su trancisión de «Ejército Sandinista» a «Ejército de Nicaragua».

Al retirarse de la vida militar se convirtió en un empresario del que aún se desconoce con certeza el origen y la cantidad de su capital económico, hasta su muerte el 30 de septiembre de 2024.

Daniel, por su parte, asumió el control del FSLN, usándolo como la plataforma política para retornar al poder y convertir al partido en una organización familiar con características de mafia. Desde la oposición violenta, se dedicó a «gobernar desde abajo», convirtiendo el país en un caos de asonadas, huelgas, atentados y corrupción.

Daniel Ortega se aferró al poder a costa de todo

Según el sociólogo Oscar René Vargas, Daniel nunca concibió la idea de salir de la vida política de Nicaragua, una promesa que basó en un plan político y maquiavélico que usaba a su militancia para sabotear la democracia que los partidos de oposición intentaban instaurar.

«Violeta Barrios de Chamorro, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños fueron presidentes electos por voluntad popular, pero sus gestiones fueron saboteadas por el FSLN mediante chantajes, violentas huelgas y asonadas que buscaban obstaculizar sus administraciones», recuerda Vargas.

Estas acciones servían como una forma de presión para que Daniel no perdiera poder dentro del Estado, manteniendo así su estatus de «líder» y aspirar al poder durante cuatro procesos electorales seguidos.

Mientras Daniel se convertía en un mercenario de la política nicaragüense, Humberto se transformaba en un fantasma político, apareciendo y desapareciendo según sus conveniencias, como una forma de proteger sus intereses económicos y de su familia, muchas veces amenazados por las estrategias de su hermano.

Humberto Ortega y Fidel Castro conversan en  Cuba en octubre de 1970 después de que un comando sandinista secuestró un avión con rutas de vuelos domésticos en Costa Rica. Foto: Archivo IES.
Humberto Ortega y Fidel Castro conversan en Cuba en octubre de 1970 después de que un comando sandinista secuestró un avión con rutas de vuelos domésticos en Costa Rica Foto Archivo IES

Daniel Ortega Saavedra, el gran dictador y traficante de gente

Daniel regresó a la presidencia de Nicaragua en 2007 con poco más del 38 por ciento de los votos, luego de pactar con el corrupto ex presidente Arnoldo Alemán una reforma electoral que rebajó el techo de la victoria electoral al 35%.

Con ello, Daniel se hizo de la silla y se atornilló a ella desde entonces, mediante fraudes, violencia y corrupción. Lleva 17 años por la fuerza en el poder, ahora con el control de todo el Estado y basado en la represión policial y militar como base de su régimen.

Daniel Ortega figura hoy como uno de los dictadores más sanguinarios de la historia moderna de Latinoamérica y su régimen figura entre los 10 más peores del mundo.

Del negocio de la política, pasó a ser identificado como traficante de personas, con nexos cercanos al narcotráfico y utilizando el Estado de Nicaragua para su enriquecimiento ilícito.

Se ha apoderado de empresas y recursos naturales a su conveniencia, junto a su familia y ya con Rosario Murillo como su principal asesora en las tropelías y crímenes de lesa humanidad.

Humberto Ortega Saavedra, en dos aguas hasta el final

Humberto, por su parte, caminaba en lo que muchos analistas políticos describían como «un mundo de apariencias».

Jugaba a ser tanto detractor como defensor de Daniel, adoptando un papel de guardián de la República que, en aparente cordura, intentaba influir en las decisiones arbitrarias de su hermano.

Aunque criticaba superficialmente algunas decisiones, nunca reconocía de forma explícita la corrupción ni las violaciones a los derechos humanos que estas representaban bajo la administración de su hermano.

Eso acabó el 19 de mayo de este año, cuando en una entrevista suya a Infobae, acusó a su hermano de dictador y advirtió de los riesgos de un atentado en su contra. Además, despreció el papel de Murillo como sustituta del poder de su hermano y señaló al ejército de permitir las masacres del 2018 y al FSLN como una organización castrada de liderazgo.

Este señalamiento provocaron una ruptura definitiva entre los hermanos Ortega Saavedra y fue el inicio de la larga y penosa pena de muerte de Humberto.

El 20 de mayo de 2024, Daniel Ortega y Rosario Murillo ordenaron el arresto domiciliario de Humberto y lo aislaron de su familia, de la cual no se sabe el paradero hasta hoy.

La relación fraterna entre Daniel y Humberto Ortega, nacida de la biología sanguínea, se sostuvo en intereses económicos, pero se fracturó debido a sus ambiciones individuales de poder.

La última foto de los hermanos Ortega Saavedra cuando el dictador lo fue a visitar a su casa en 2022.
Foto: Familia Ortega-Saavedra.
La última foto de los hermanos Ortega Saavedra cuando el dictador lo fue a visitar a su casa en 2022

Artífices de la destrucción de Nicaragua

Los Ortega Saavedra, desde la oscuridad y la maldad, forman parte de la historia de Nicaragua.

Juntos crearon la ruina económica del país durante la década de los años 80, un momento histórico marcado por el luto, el dolor y la muerte dentro de la historia centroamericana.

Humberto y Daniel Ortega Saavedra pasaron de ser dos jóvenes de clase baja del barrio San Antonio de Managua a convertirse en gestores de la tiranía militar que definió los últimos 50 años de la historia de Nicaragua.

Daniel Ortega: dictador camaleón, traicionero y caudillista

Daniel Ortega, actual dictador de Nicaragua, ha sido descrito por diversos analistas como un líder autoritario, oportunista y con una obsesión por controlar el poder familiar.

Comparado con la dictadura somocista, su mandato se ha caracterizado por la represión, arrestos de opositores y el cierre de medios de comunicación.

Desde su regreso al poder en 2007, Ortega ha consolidado su control mediante alianzas con antiguos enemigos políticos y la centralización del poder, sobre todo a través de su esposa y co dictadora, Rosario Murillo.

En términos de personalidad, de acuerdo al analista Enrique Sáenz, Daniel Ortega ha destacado por «vividor» y «letrero» (taimado) en su adaptación política, pasando de guerrillero revolucionario a un político que forja alianzas con sectores privados y religiosos, mientras mantiene un discurso antiimperialista.

Nunca fue un orador carismático pese a sus largos, retorcidos y aburridos discursos. En la actualidad depende de su pareja para guiar sus apariciones públicas, lo que refleja un declive en su capacidad de comunicación.

El estilo de liderazgo de Ortega se basa en la manipulación institucional y el discurso de odio, cambiando la Constitución para perpetuarse en el poder.

Su régimen ha respondido con violencia a las protestas sociales, como las de 2018, dejando un saldo trágico de cientos de muertos y miles de heridos.

Su perfil ha pasado de ser el de un político pragmático a uno de los dictadores más sanguinarios de Latinoamérica, con acusaciones de crímenes de lesa humanidad, corrupción y nexos con el narcotráfico.

A nivel internacional, es visto como un ejemplo de autoritarismo y corrupción en la región.

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Humberto Ortega: impunidad, cinismo y dizque crítico del autoritarismo

Humberto Ortega, exjefe del Ejército Popular Sandinista y hermano menor de Daniel Ortega, es recordado por su pragmatismo militar, su papel clave en la revolución sandinista, la corrupción y el manto de impunidad en la comisión de crímenes de guerra.

Desde el punto de vista de un militar en retiro, hoy exiliado y hablando desde el anonimato, Humberto fue «un estratega hábil que, durante la insurrección, logró establecer alianzas políticas y militares para derrocar al régimen somocista».

«Su enfoque pragmático lo distinguió como un líder capaz de adaptarse a las circunstancias, buscando siempre consolidar el poder militar del sandinismo a costa de cualquier sacrificio de las tropas bajo su mando», dice.

Después de las elecciones de 1990. Humberto, quien había ganado respeto como estratega militar, se convirtió en un crítico del autoritarismo de su hermano.

Tras su retiro de las fuerzas armadas en 1995, adoptó un perfil más intelectual, analizando los conflictos nacionales e internacionales, y expresando su descontento con el rumbo que tomó el régimen de Daniel Ortega.

Humberto fue acusado de enriquecimiento ilícito, especialmente en la venta de armas en los años 90, y de crímenes de guerra por su rol en las masacres como jefe del ejército sandinista.

Sin embargo, su distanciamiento crítico del régimen de Daniel y su disposición a hablar sobre la corrupción y represión que caracterizan el gobierno de su hermano lo colocaron en una posición ambigua dentro de la historia reciente de Nicaragua.

Ambos hermanos Ortega han dejado una marca profunda en la historia de Nicaragua. Daniel, con su centralización autoritaria y pragmatismo político, ha transformado el país en un régimen de represión y corrupción. Humberto, aunque vinculado a crímenes de guerra, ha intentado en los últimos años distanciarse de ese legado, abogando por un análisis crítico del régimen de su hermano.